Es muy poco frecuente encontrar textos como estos de Salazar Bondy, en que el vasto conocimiento de su autor permite reconocer y mostrar relaciones genealógicas en las distintas tradiciones —así como conexiones lógicas entre ideas más bien alejadas entre sí— pero al mismo tiempo logra analizar el detalle que hace posible desensamblar la posición que se está estudiando, entendiendo los filamentos sin perder de vista el extenso cableado del que son parte. Esto se nota en particular en los artículos dedicados a Wittgenstein. Salazar Bondy muestra un conocimiento de especialista en este autor, sin pretender serlo, y estudia los detalles de sus ideas reconociendo con claridad las más relevantes y las que vertebran a las otras, relacionándolas también con el contexto que les da sentido histórico.
Pablo Quintanilla
La propuesta axiológica de Salazar Bondy se complementaba a su labor como teórico de la reforma educativa peruana, junto a Iván Illich y Paulo Freire, en el gobierno revolucionario de Juan Velasco Alvarado, a fines de la década de 1960. La educación cumplía un rol de cuestionamiento y crítica hacia los valores mistificados como producto de la cultura de la dominación, y su finalidad buscaba, con todas sus limitaciones, la liberación del hombre peruano. En este proceso, Salazar Bondy fallece a temprana edad y lega cuestiones abiertas en el plano teórico, como se ha visto desde lo axiológico, y, en el plano práctico, sobre la transformación estructural de la sociedad peruana, por lo que habría que retomar esas cuestiones desde un enfoque crítico sobre nuestro actual contexto, en el cual las estructuras de dominación son ahora más sutiles.
Joel Rojas
